Una sola palabra

2020/05/01

Oyasama dice:

«Hasta una sola palabra es importante».

  Entre las frases que nos dejara el gran escritor León Tolstói, tenemos:

«Si no puedes calmar tu ira ahora, es mejor cerrar la boca».
«Entre más quieras decir, corres más riesgo de decir cosas erradas».
«Las disputas, en lugar de aclarar la verdad, la enturbian».

  Las discusiones pueden ser efectivas para analizar un asunto teniendo distintos puntos de vista. Sin embargo, si estas se intensifican, las partes llegan a acalorarse y a menudo, en lugar de ver los pros y las contras, se trata de ver cuál de las opiniones se impone o quién gana y quién pierde. Finalmente, se convierte en un intercambio de palabras violentas tratando de herir el orgullo del otro.

  Cuando los sentimientos están exacerbados, expresar todo lo que se nos viene a la mente puede ser peligroso. Esto se debe a que es fácil perder la consideración por la otra persona y el autocontrol. Si señalamos los defectos de alguien de manera punzante y sin tacto, entre más ciertos sean estos, la otra parte se irritará aun más. Aunque el sonido de las palabras se desvanece instantáneamente, el recuerdo del menosprecio permanece en el fondo del corazón por mucho tiempo. Una sola palabra movida por la pasión puede hacer que una relación se vuelva irreparable. Al obstinarse en hacer perseverar su opinión, uno no se da cuenta de que esa palabra hiere el corazón de la otra persona.

  En realidad, la principal clave al utilizar adecuadamente la palabra es la consideración hacia los demás. La palabra es, en esencia, una herramienta para unir a las personas. Si utilizamos palabras amables y cálidas, las personas se acercarán a uno de manera natural.

  Ser virtuoso en el uso de la palabra es ser experto en la vida.