Sin cometer errores

La vida humana es semejante a un barco que navega en el mar manejando su vela. El clima, la dirección del viento y las corrientes marinas están fuera de nuestro control, como cuando nos vemos involucrados en una tormenta, navegamos en aguas tranquilas o somos arrastrados repentinamente por una corriente. A pesar de estas vicisitudes, manipulamos la vela y hacemos todo lo posible para evitar el naufragio. Del mismo modo, el manejo de esa vela llamada «corazón» es difícil, dado que es posible que volquemos el barco de nuestra vida al impacientarnos, vernos vencidos por la tentación o perdiendo el equilibrio por una rabia.

Nos encantan la alegría y la diversión. De hecho, como seres humanos, no podemos vivir sin alegría, ya que hemos sido creados con el propósito de realizar el Yokigurashi, Vida Plena de Alegría y Felicidad, sintiendo regocijo día a día.

Por otra parte, es un hecho que solemos olvidar la mesura al ser cegados por el placer. A menudo cometemos errores en asuntos que nos agradan, como la comida y la bebida, las diversiones, las compras, los romances, las apuestas, etc., perdiendo el control y sintiendo un deseo desenfrenado de obtener sin límites. Estos errores pueden destruir el cuerpo y la mente, así como nuestro hogar y la vida social.

Y es por ello que Oyasama nos enseñó a ser moderados. No nos prohibió ni nos obligó a hacer nada. Tampoco señaló de manera concreta qué o cuánto es el límite, sino que respetó la individualidad de los seres humanos, quienes poseen la libertad en el uso de corazón. Apreciemos todo lo que se nos concede y lo disfrutemos como la bendición que es, pero procuremos no abandonarnos completamente a ese gozo; la moderación nos hace comprender lo que es la suficiencia y permite desarrollar la autodisciplina. Es esta actitud la que enriquece nuestras vidas.

El trayecto de nuestra vida está lleno de posibilidades. Qué mejor que aprender a manejar diestramente la vela y disfrutar plenamente de la vida recibiendo el viento sobre el extenso océano.

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