Corazón de un niño de tres años

2023/07/01

Oyasama le dio una mandarina a su bisnieto Sotaro Kajimoto, la peló, tomó un gajo y, después de abrir la piel retirándole la hebra, introdujo su dedo por la parte de atrás diciendo:

«El milano, toh, toh, y el cuervo, cra, cra»

Esta escena ilustra un momento apacible que Oyasama compartió con su bisnieto. Quitando la hebra del gajo de una mandarina para abrir su piele introduciendo su dedo por la parte trasera, Oyasama imitó el canto de unas aves: «El milano, toh, toh, y el cuervo, cra, cra», y le colocó un gajo encima de su dedo. Es como si pudiésemos ver una imagen nítida de la pureza de corazón y la amabilidad de Oyasama.

A Oyasama le gustan los niños y ellos también le tienen mucho cariño.

Es deslumbrante inocencia de los niños pequeños. Sin embargo, esta inocencia puede perderse fácilmente si alguien con malas intenciones les enseña lo que es la picardía, ya que dicha infancia es muy vulnerable debido a su falta de experiencia.

Por otra parte, existe otro tipo de inocencia presente en las personas que encontraron su camino en la fe hacia Oyasama, a través de la cual han vencido dificultades cuando estaban incluso al borde del precipicio mientras sufrían altibajos en la vida y pasaban por experiencias amargas. Esta inocencia se alcanza tras superar distintos baches y prender de momentos tanto agrios como dulces, y su solidez nunca se perderá sin importar lo que otros digan. El «corazón de un niño de tres años» es fruto de la consolidación de una fe sincera en el día a día, la cual va adquiriendo forma con el paso de los años.

Sin lugar a dudas, la sonrisa inquebrantable e inmaculada de Oyasama cambió el corazón sediento de las personas que acudían a Ella buscando la salvación, transformándolo en uno lleno de alegría y esperanza.

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