La fe en Dios
2020/12/01
Oyasama dice:
«La fe es creer en Dios igual que en tus padres que te dieron la vida. Si así lo haces, encontrarás la verdad».
Para los padres, no es nada sencillo alegrar a sus hijos. Aunque intentemos calmarlos como sea o les demos dulces, los niños se irritan o nos ignoran; los hijos difícilmente reaccionan según las expectativas de los padres. Al contrario, llegan incluso a llorar intensamente o a irritarse.
Sin embargo, es muy sencillo para los hijos alegrar a sus padres. Con que nos vean de reojo y nos sonrían, los padres quedamos rendidos ante ellos. Si nos dan un regalo por nuestro cumpleaños, sentimos una alegría inmensa y no podemos evitar derramar alguna lágrima. Ese regalo lo guardamos para siempre con mucho cariño. Es porque los padres aman a sus hijos.
De la misma manera, Dios Oyagami, que es nuestro Padre-Madre, trabajó muy duro para crear a la humanidad, preparó el entorno donde viviríamos y nos concedió todas sus bendiciones de manera que podamos realizar el Yokigurashi, Vida Plena de Alegría y Felicidad, gozando y siendo felices. Y nuestra vida misma es el regalo más precioso de Dios hacia los seres humanos.
Si viviéramos descontentos y quejándonos de todo sin darnos cuenta de lo anterior, ¡cuán triste se sentiría Dios Oyagami! Si renunciáramos a la vida que se nos otorga pensando: «Me aburre vivir», «odio la vida», «quisiera desaparecer de este mundo», «quiero morir»… ¿Cuánto dolor le ocasionaríamos a Dios Oyagami?
Si el hijo llegara a tener en cuenta el sentimiento de sus padres y pensara en la manera de alegrarlos, podremos decir que ese hijo ya ha madurado.
Para nosotros los seres humanos, alegrar a nuestro Padre-Madre, es decir, a Dios Oyagami, es muy sencillo. Basta con que le agradezcamos de corazón y nos alegremos sinceramente por este regalo de Dios Oyagami que es la vida.