Experiencia de haber sido salvado

2022/08/01

Cuando alguien que fue salvado por Oyasama le preguntó como podría corresponder a la gracia recibida, Ella respondió:

«Habla seriamente a otros de tu salvación».

Un hombre comparte su experiencia de cómo fue salvado:

—Cuando me dieron a conocer el nombre de mi enfermedad, sentí como si cayera en un abismo mientras temblaba de miedo por solo imaginar: «Quizás muera».

Sin embargo, llegué a pensar que, antes de nacer, llevaba millones de años sin existir como la persona que soy ahora. Esto quiere decir que ya tengo la experiencia previa de no haber estado en este mundo. La muerte significaría simplemente volver a ser como era antes de nacer. Y, al igual que yo nací sin preocuparme de nada, no me preocuparé cuando muera, pues Dios Oyagami, Padre-Madre, se hará cargo de todo.

Tarde o temprano todos moriremos, o sea, partiremos para renacer en algún momento. Es parte de la naturaleza que las plantas que brotan y crecen eventualmente se marchiten y mueran. Me siento calmado cuando pienso: «La muerte no es algo fatídico, sino un evento natural». Inconscientemente, había desviado mi mirada de la muerte, pero ya no tendré que evitarla, pues se ha abierto esa puerta que había estado sellada permitiéndome ver un vasto panorama.

Reflexionando sobre el pasado, es cierto que viví tiempos complicados, pero también me vienen a la memoria, uno tras otro, los momentos en que me había concentrado tanto en algo al grado de perder la noción del tiempo, cuando había saltado de gozo con gran alegría y las ocasiones en que había sentido satisfacción al punto de sentir plenitud hasta el último rincón de mi cuerpo. También hubieron incontables veces en las que reí a más no poder con mis amigos y me conmoví por la sinceridad de otros. Han sido numerosos los momentos y encuentros maravillosos que he experimentado. Brota en mí el agradecimiento porque ha sido una vida estupenda. Junto las manos y pido a Dios Oyagami: «Si llegara mi momento de partir para renacer, me gustaría hacerlo de manera jovial y alegre».

Antes y después de mi operación, tuve la fortuna de que todos los días me administraran la Verdad del Sazuke, Don Divino. ¿Habría tenido alguna vez tanta gente orando por mí hasta antes de esto? Cuando cerraba los ojos, Oyasama estaba frente a mí como si me arropara con su sonrisa cálida y tierna. Y cada vez que me lo administraban, sentía como si Oyasama misma acariciara suavemente la parte afectada de mi cuerpo. Derramé lágrimas de alegría sintiendo una calidez indescriptible.

El hecho de que ahora pueda compartir mi experiencia con ustedes es gracias a Oyasama. Inmensa es la gratitud que siento por el cuidado que recibí mediante esta enfermedad.

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