Cualquier día es bueno

2022/09/01

Oyasama dijo una vez:

«No hay día en que sintamos insatisfacción. Todos los días son buenos...».
«Durante un año, no hay ni un día que sea malo».

El pasado ya se ha ido y el futuro todavía no ha llegado. Tanto el pasado como el futuro se conciben solo en la mente, y lo único que existe realmente es el momento «presente». San Agustín veía el tiempo de este modo: el pasado es un recuerdo de algo experimentado; el futuro es una previsión de lo que va a suceder. Según él, ni el pasado ni el futuro son reales.

En las novelas y películas es factible viajar al pasado y al futuro usando una máquina del tiempo. Sin embargo, en la realidad no podemos salir del presente. Además, es imposible detener el tiempo. Al igual que el paisaje que se observa por la ventana del tren, el presente va cambiando y renovándose a cada instante.

Hay personas que viven obsesionados con los acontecimientos pasados y arrepintiéndose toda la vida. También quienes se preocupan tanto por cosas que bien pueden suceder o no dentro de un mes y pasan todo ese mes decaídos. No darse cuenta del maravilloso presente, de la felicidad que se encuentra delante de nuestros ojos por arrastrar lo pasado y temer por un futuro imaginario, ¡eso sí sería una lástima!

Me imagino que muchos solemos ver los horóscopos de los periódicos o la televisión por las mañanas. Sin embargo, por la noche ya nadie recuerda lo que estos decían.

Oyasama nos explica que cualquier día es bueno. Todos los seres vivos recibimos en abundancia la Providencia de Dios Oyagami diariamente. Por lo tanto, nunca existe un día malo. En lugar de establecer criterios para determinar cuál día es bueno y cuál no, la clave para hacer de este día uno bueno está en vivir el momento al máximo teniendo un corazón libre de prejuicios.

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