De un grano a millares
2022/10/01
Oyasama dijo una vez:
«Cada una de estas semillas producirá millares...»
La producción del sake japonés comienza en pleno invierno con la preparación del koji de arroz, un tipo de hongo usado para la elaboración de sake, el cual se esparce sobre el arroz refinado. Así es, la preparación del koji (Aspergillus oryzae) se debe realizar en el periodo de frío intenso porque con temperaturas altas este se contamina con múltiples bacterias. Con un koji de buena calidad se fermenta el arroz y se produce un sake sabroso.
Si en la vida nos llegan «etapas de invierno» en que todo pareciere ser desgracia, estas serán una oportunidad para preparar un magnífico «koji» de sinceridad para el corazón. Al vernos expuestos al viento helado se desprenden de nosotros las impurezas, y eso nos permite cultivar una devoción inquebrantable hacia Oyasama.
A medida que crece la sinceridad, vamos desarrollando la intuición de discernir lo que es falso o verdadero, y podemos darnos cuenta cuando algo no está bien o quedar profundamente impresionados por el potencial de lo auténtico y verdadero. Sin importar que la vista sea clara o turbia, el corazón de sinceridad resplandecerá haciéndose notar. La verdadera sinceridad manifestada espontáneamente en palabras y acciones tocará en las personas la parte más sutil y bella del corazón, despertando su pureza e inocencia innatas y disolviendo en ellas el odio y el resentimiento. Entre más tienda la sociedad a dejarse llevar por la codicia, mayor será el impacto y la emoción al palpar la verdadera sinceridad.
La buena intención de uno no solo trae a sí mismo la felicidad, sino que también la transmite a las personas con quienes entra en contacto y a aquellos que escuchan hablar de ella. Incluso puede, de un soplo, hacer desaparecer en las personas la preocupación que ocasionan sus problemas.
Así como la electricidad se suministra a través de la red de cables a cada hogar, la emoción de uno también se transmite a un gran número de personas a través del circuito del corazón. Y entre más pura sea la fe de quien transmite, mayor alcance tendrá. El círculo de la fe se irá extendiendo de persona en persona como ondas concéntricas en el agua.
Somos aún muy pocos los que conocemos la enseñanza de Oyasama, pero podemos ser como el koji. Es decir, cada uno de nosotros puede asumir el papel de ser «un grano» irreemplazable que actúe en lo más profundo del corazón de las personas, para que este mundo se convierta algún día en uno totalmente purificado, de la misma manera como un puñado de koji se impregnan en el arroz y finalmente convierte el tonel entero en un sake claro y suave.