El sabor del agua
2021/10/01
Un día, cuando Kokan —hija de Oyasama— le dijo a su madre que se había agotado el arroz en la casa, Ella le explicó:
«Estamos bien, pues cuando bebemos agua, sentimos el sabor del agua. Dios Oyagami nos bendice con su magnífica gracia».
Vivir implica, en ocasiones, pasar por situaciones difíciles. Sin embargo, esto no significa que la vida en sí sea del todo adversa, simplemente hay momentos en los que experimentamos dificultades. Incluso cuando sentimos que estamos solos contra el mundo, si reflexionamos bien, siempre hay algo por lo que podemos sentir nada más que agradecimiento.
Vivimos en una época en la que podemos comer lo que queramos y cuanto queramos, por lo tanto, el que no haya arroz para comer tal vez no sea un problema que nos suene familiar.
Por el contrario, en la época en que Oyasama estuvo físicamente presente, la falta de arroz era un asunto de vida o muerte para cualquier familia. Quiere decir que no había forma de sobrevivir hasta la próxima cosecha. Cuán triste estaría una madre al escuchar a su hija decirle que ya no tienen más arroz en casa.
Sin embargo, incluso en medio de la profunda pobreza, no hubo sentimiento alguno de tristeza en el corazón de Oyasama. Al contrario, arropó a su familia con una amabilidad cálida y gentil.
En lugar de sentirse deprimida por lo que no tenían, Oyasama animó a su hija a apreciar las cosas con las que eran bendecidas, como tener agua limpia en abundancia y gozar de buena salud, que es lo que, al fin y al cabo, les permite saborear el agua. Por medio de una conversación familiar espontánea, Oyasama nos enseña lo preciado que son el agua y todas las providencias que impregnan nuestro cuerpo y la naturaleza.
Es un episodio de la inestimable Vida Modelo de Oyasama que muestra la convivencia familiar armónica basada en la consideración y el apoyo mutuo.