Comprender el dolor de los demás

2022/03/01

Según Oyasama, la voz divina dentro de Ella dijo una vez:

«No podrás salvar a la gente teniendo en casa portón frontal y zaguán».

En las Fábulas de Esopo, hay una historia que dice más o menos así: Cierto día, un pastor encontró un pequeño cerdo y lo capturó. El cerdo chirriaba con todas sus fuerzas cuando una de las ovejas que lo observaba le preguntó: «¿Qué te hace chillar así? Yo no chillo tanto cuando me atrapan». «Para ustedes todo está muy bien», respondió el cerdo con un chillido y una patada frenética. «Cuando el pastor las atrapa solo quiere lana o leche; pero de mí, quiere tocino. ¡Me va a matar!».

A menudo decimos a las personas que enfrentan algún problema: «Sé cómo te sientes».

Sin embargo, ¿en verdad sabemos cuánto están sufriendo? Esta actitud de «yo sé cualquier cosa» podría ser no solo inútil, sino incluso muy molesta para ellos. Más aún, las personas de una alta posición tal vez no puedan imaginar cómo se sienten las personas agraviadas por la actitud prepotente de las autoridades. La gente acaudalada no puede realmente experimentar la angustia y el dolor de vivir en la penuria. Si un hombre rico le dijera a uno pobre: «No te quejes solo porque no tienes dinero», lo más probable es que este le conteste con antipatía: «¿Y tú qué sabes?». Es precisamente como tratar de servir cerveza a alguien que tiene su vaso volteado diciendo: «Esto es realmente bueno. Toma». No importa cuánto intentemos servirle, mientras más vertamos, más y más cerveza se derramará ensuciando todo alrededor.

Oyasama eligió vivir en la más profunda pobreza de acuerdo con las palabras divinas: «Si no os sumergís hasta el fondo, no podréis comprender el sentimiento de los que sufren». Por lo tanto, la gente sentía un aprecio indescriptible diciendo: «Ella sabe exactamente cómo me siento».

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