Razón que se comunica con el cielo

2023/02/01

Oyasama dijo una vez a un creyente:

«Por más penoso y desagradable que sea el trabajo, si se hace con alegría y satisfacción, será la razón que se comunica con el cielo. Dios, aceptando la sinceridad, la convertirá en virtud. De igual manera, si se hace un trabajo difícil lamentándose, la razón que llegue al cielo se convertirá en quejas e insatisfacción»

A todos nos preocupa ser bien vistos.

La gente intenta desesperadamente mostrarse como alguien destacado saliendo de una buena escuela, logrando el éxito económico y alcanzando un buen cargo. Se hacen esfuerzos desmedidos para mejorar la apariencia por medio de dietas, maquillaje y vistiendo marcas de lujo. Hay quienes tienen un comportamiento distinguido esperando ganar prestigio, así como los que cometen delitos solo para llamar la atención, e incluso algunos que se suicidan buscando que su nombre sea reconocido después de la muerte.

Así, las personas tienden a ser muy sensibles a cómo son vistas y valoradas, y se ven afectadas profundamente cuando hablan mal de uno.

Por ejemplo, cuando uno falla, más que el error, a uno le preocupa la reacción de los demás. Nos importa más si otros han notado la falta o que podamos ser menospreciados o puestos en ridículo. La mayoría de las preocupaciones por las que se sufre en la vida cotidiana probablemente provengan de la percepción que creemos que otros tienen de uno. Y seguro que ese es un factor de estrés.

Mientras no escatimamos esfuerzos para tener un mejor aspecto, ¿qué hay respecto a nuestra parte interior, que es la esencial? ¿No estaremos descuidando el esfuerzo por mejorar interiormente? Por mucho que se tenga una bella apariencia, la vida será vacía si no se enriquece el interior. Y la discrepancia entre lo que realmente somos y lo que aparentamos ser es una fuente de problemas.

Oyasama no cuestiona nuestro aspecto exterior, sino nuestra esencia interior como seres humanos. Ella es consciente de todo lo que sucede dentro de nosotros, ya sea la indignación que guardamos o el interés egoísta, así como el sentido de gratitud de todo corazón. Lo que llega al cielo es únicamente nuestro verdadero corazón.

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