Enseñanza de Tenrikyo

Todos en el mundo somos hermanos y hermanas

Para Dios, que comenzó este mundo,
todos aquellos en el mundo sois igualmente mis hijos.

(Ofudesaki, IV, 62)

 

Por mi amor a todos mis hijos,
Yo les entrego mi corazón de diversos modos.

(Ofudesaki, IV, 63)

 

Todos vosotros del mundo entero sois hermanos.
No hay nadie que pueda llamarse extraño.

(Ofudesaki, XIII, 43)

*El «Ofudesaki» es un texto escrito directamente por Oyasama
y consta de 1.711 versos repartidos en 17 capítulos.

¿Esta expresión quiere decir que todos los seres humanos somos hermanos y hermanas entre sí?

Dios Oyagami es el Padre-Madre que creó a todos los seres humanos, así como el que los cuida con su Providencia. Por lo tanto, se nos enseña que todas las personas del mundo somos hermanos y hermanas que tenemos en Dios Oyagami a nuestro Padre-Madre, y no hay nadie que sea ajeno a nosotros.

¿Es verdad incluso si tenemos diferencias en cuanto al color de la piel, la nacionalidad o la religión?

Los seres humanos que fuimos creados por Dios Oyagami nos hemos diversificado y hemos evolucionado a través del tiempo adaptándonos a diversos ambientes. Por muy distintos que sean el color de la piel, los idiomas, las costumbres o la religión, para Dios Oyagami todos los seres humanos somos sus adorables hijos y todos somos hermanos y hermanas entre sí.

¿Con qué propósito nos fue esclarecida la enseñanza de que todos los humanos somos hermanos?

Al cabo de la creación de la humanidad y este mundo, pasó un largo periodo de años hasta que los humanos empezaron a vivir en todas partes del planeta y a formar culturas propias en cada grupo. Todos conocemos nuestro nombre, nuestra fecha de nacimiento y nuestro lugar de origen porque nos lo han hecho saber nuestros respectivos padres. De igual manera, porque es el Dios del Origen fue que a través de la boca de Oyasama, Miki Nakayama, Dios Oyagami reveló la verdad de haber concedido la vida a todos los seres humanos en el comienzo de este mundo, gracias a lo cual la humanidad ha llegado hasta el día de hoy. Esto nos fue esclarecido para transmitir el deseo profundo de Dios Oyagami, el cual consiste en que todos los seres humanos, que somos sus hijos y hermanos y hermanas entre sí, vivamos respetándonos y ayudándonos mutuamente.